HOLA AMIGOS LES COMPARTO EL MENSAJE DE AMOR Y DE ESPERANZA DE ESTE
DOMINGO DÍA DEL SEÑOR:
"Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor"
Re' rik'ihaal mahk kuyuuj chik taqeh, maj ruum reh chi yohb'aal wach
rukuyuuj eh rik'axb'aal"
2 Samuel, 12
7. Natán le respondió: «Tú eres ese hombre. Esto te dice Yavé, Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de la mano de Saúl.
8. Te
entregué la familia de tu señor y puse a tu disposición sus mujeres; te di
poder sobre Judá e Israel; y por si fuera poco, te daría más todavía.
9. ¿Por
qué entonces me has despreciado, haciendo lo que no me gusta? Tú no sólo fuiste
el causante de la muerte de Urías, el heteo, sino que, además, le quitaste su
esposa. Sí, tú lo has asesinado por la espada de los amonitas.
10. Pues
bien, ya que me has despreciado y te has apoderado de la esposa de Urías, jamás
se apartará la espada de tu casa.
13. David
dijo a Natán: «Pequé contra Yavé.» Natán le respondió: «Yavé por su parte
perdona tu pecado y no morirás.
Salmo 31
A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca
defraudado: ¡tú que eres justo, ponme a salvo!
3. Inclina
tu oído hacia mí, date prisa en librarme. Sé para mí una roca de refugio, el
recinto amurallado que me salve.
4. Porque
tú eres mi roca y mi fortaleza; por tu nombre me guías y diriges.
5. Sácame
de la red que me han tendido, porque eres tú mi refugio.
6. En
tus manos encomiendo mi espíritu, y tú, Señor, Dios fiel, me librarás.
7. Aborreces
a los que adoran ídolos vanos, pero yo confío en el Señor.
8. Gozaré
y me alegraré de tu bondad porque has mirado mi aflicción y comprendido la
angustia de mi alma;
9. no
me dejaste en manos del enemigo, me has hecho caminar a campo abierto.
10. Ten
piedad de mí, Señor, pues estoy angustiado; mis ojos languidecen de tristeza.
11. Mi
vida se consume en la aflicción y mis años entre gemidos; mi fuerza desfallece
entre tanto dolor y mis huesos se deshacen.
12. Mi
enemigo se alegra, mis vecinos se horrorizan, y se espantan de mí mis
conocidos: si me ven en la calle, se alejan de mí.
13. Se
olvidaron de mí, como de un muerto, soy como un objeto inservible.
14. Oigo
los cuchicheos de la gente, y se asoma el terror por todas partes. Se unieron
todos en mi contra, tramaron arrebatarme la vida.
15. Pero
yo, Señor, confío en ti, yo dije: Tú eres mi Dios.
16. Mi
porvenir está en tus manos, líbrame de los enemigos que me persiguen.
17. Que
sobre tu servidor brille tu rostro, sálvame por tu amor.
18. A
ti clamé, Señor, no sea confundido; confundidos sean los impíos, lánzalos a la
mansión del silencio.
19. Enmudece
los labios embusteros, que hablan insolencias contra el justo con orgullo y
desprecio.
20. Qué
bondad tan grande, Señor, es la que reservas para los que te temen. Se la
brindas a los que en ti esperan, a la vista de los hijos de los hombres.
21. En
secreto, junto a ti los escondes, lejos de las intrigas de los hombres; los
mantienes ocultos en tu carpa, y los guardas de las querellas.
22. Bendito
sea el Señor, su gracia hizo maravillas para mí: Mi corazón es como una ciudad
fuerte.
23. Yo
decía en mi desconcierto: "Me ha arrojado de su presencia". Pero tú
oías la voz de mi plegaria cuando clamaba a ti.
24. Amen
al Señor todos sus fieles, pues él guarda a los que le son leales, pero les
devolverá el doble a los soberbios.
25. Fortalezcan
su corazón, sean valientes, todos los que esperan en el Señor.
Segunda Lectura
Galatas capitulo 2. versículo 16. 19 -21
16. Sin embargo hemos reconocido que las personas no son justas como
Dios las quiere por haber observado la Ley, sino por la fe en Cristo Jesús. Por
eso hemos creído en Cristo Jesús, para ser hechos justos a partir de la fe en
Cristo Jesús, y no por las prácticas de la Ley. Porque el cumplimiento de la
Ley no hará nunca de ningún mortal una persona justa según Dios.
19. En cuanto a mí, la misma Ley me llevó a morir a la Ley a fin de
vivir para Dios. He sido crucificado con Cristo,
20. y
ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Todo lo que vivo en lo humano lo
vivo con la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.
21. Esta
es para mí la manera de no despreciar el don de Dios; pues si la verdadera
rectitud es fruto de la Ley, quiere decir que Cristo murió inútilmente.
El Evangelio de Hoy:
Lucas 7, 36-8,3.
36. Un
fariseo invitó a Jesús a comer. Entró en casa del fariseo y se reclinó en el
sofá para comer.
37. En
aquel pueblo había una mujer conocida como una pecadora; al enterarse de que
Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, tomó un frasco de perfume, se colocó
detrás de él, a sus pies,
38. y
se puso a llorar. Sus lágrimas empezaron a regar los pies de Jesús y ella trató
de secarlos con su cabello. Luego le besaba los pies y derramaba sobre ellos el
perfume.
39. Al
ver esto el fariseo que lo había invitado, se dijo interiormente: «Si este
hombre fuera profeta, sabría que la mujer que lo está tocando es una pecadora,
conocería a la mujer y lo que vale.»
40. Pero
Jesús, tomando la palabra, le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» Simón
contestó: «Habla, Maestro.» Y Jesús le dijo:
41. «Un
prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y el otro
cincuenta.
42. Como
no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a ambos. ¿Cuál de los dos lo
querrá más?»
43. Simón
le contestó: «Pienso que aquel a quien le perdonó más.» Y Jesús le dijo: «Has
juzgado bien.»
44. Y
volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando entré en
tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los
pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.
45. Tú
no me has recibido con un beso, pero ella, desde que entró, no ha dejado de
cubrirme los pies de besos.
46. Tú
no me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio, ha derramado perfume sobre
mis pies.
47. Por
eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por
el mucho amor que ha manifestado. En cambio aquel al que se le perdona poco,
demuestra poco amor.»
48. Jesús
dijo después a la mujer: «Tus pecados te quedan perdonados».
49. Y
los que estaban con él a la mesa empezaron a pensar: «¿Así que ahora pretende
perdonar pecados?»
50. Pero
de nuevo Jesús se dirigió a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Capitulo 8
1. Jesús
iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la Buena Nueva del
Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce
2. y
también algunas mujeres, a las que había curado de espíritus malos o de
enfermedades: María, por sobrenombre Magdalena, de la que habían salido siete
demonios;
3. Juana,
mujer de un administrador de Herodes, llamado Cuza; Susana, y varias otras que
los atendían con sus propios recursos.
Sacerdote: Palabra de Dios.
Fieles: Gloria a ti señor Jesús.
Los invitamos fortalecer su fe en la verdadera
misión de Cristo y sus apóstoles, cristo cabeza de la iglesia y pedro la máxima
autoridad en cristo en la tierra, representados a través de los obispos,
cardenales y su santidad el Papa Francisco. Sucesor de San Pedro.
Por: Etul
coordinador Centro Radial Poqomchi' Diócesis de la
Verapaz.
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