domingo, 9 de marzo de 2014

EMPEZANDO CUARESMA

La observancia de la Cuaresma es por excelencia la insignia de batalla cristiana. Por ella nos probamos a nosotros mismos que no somos enemigos de la cruz de Cristo, por ella evitamos el flagelo de la justicia divina, por ella obtenemos fortaleza contra el príncipe de las tinieblas, porque nos protege la ayuda celestial. Si la humanidad se volviese negligente en la observancia de la Cuaresma, sería un perjuicio para la gloria de Dios, una vergüenza para la religión católica, y un peligro para las almas cristianas. Tampoco puede dudarse de que tal negligencia se convertiría en fuente de miseria en el mundo, de calamidad pública y de dolor privado.

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